Después de muchos meses...
Domingo 22 de Julio: el vacío, la tristeza y la desilusión se apoderaban de
mí, pero ¿a quién le importa? Aunque
tratara de explicarlo, no lograba que entendieran lo frustrante que era aquella
situación para mí, lo único que quería era volver a abrir los ojos y descubrir
que todo eso, era una pesadilla… Pero no, ¡no señores! Era mi absurda realidad,
esa realidad pesada que no diferenciaba conciencia y sentimientos, aquella
realidad que enseña a puros golpes y
solo unos pocos sobreviven a esos impactos. Todos me sonreían, trataban de hacerme olvidar
de ‘eso’ algo que era un tanto imposible, aunque lo único que les demostraba
para que no se preocuparan más, era una sonrisa de oreja a oreja y mi desafinada voz, en pleno concierto...
Lunes 23 de Julio: ¡Desboronandome como un pandero con sus
encantos! el amor se apodero de mí, se fue a la mierda todo lo que había
sentido el día anterior, se suponía que estaba decidida, que no había marcha
atrás, ¡que era un CHAO PESCAO’! Pero besos y abrazos con sabor a ‘te adoro
tanto, me hacías mucha falta, perdóname’ y palabras dulces al oído, que lograban
estremecer hasta lo más recóndito de mi
ser. Pero, no le duro mucho el reinado al individuo, porque como han de saber,
soy experta en enojo, ira y soberbia. Estas, entraron a hacer de las suyas después
de tanta meloseria, aquel lunes en la noche… Entré en colapso, arrebato o como quieran decirle. Le llamé y acordamos
un encuentro.
Martes 24 de Julio: ¡DÍA TRAUMANTE, CAÓTICO, DE LA QUINTA
MIERDA! Una parte de mí quería botar todo por la ventana, pero otra, me decía: “¿qué
putas vas a hacer sin él? Es el primero a quien en realidad has querido.”
Entonces, empecé a recapitular todo lo que le había dicho en la
llamada y se suponía que si nos veíamos era para despedirme de él, darle las
gracias y ya, fin del cuento de hadas, pero no. Decidí llamarle
Yo: -Omite lo de hoy, no es importante
Él: -Tiene que ser importante, tanto que
me llamaste y nunca lo haces, aparte, estos días presentas un comportamiento raro,
esta noche nos vemos
Y yo, ya, morí…
Sé que él me va a sacar lo que siento, tiene ese maldito poder.
Ese
día todo lo veía como una puta mierda, era más negativismo que persona, así que
empecé a buscar soluciones o eso creía yo… Huir, huir de la realidad fue lo más
‘inteligente’ que se me ocurrió, apagar celular, no revisar redes sociales y
dejarlo plantado. Sí, se suponía que después solo tenía que contentarlo, cosa que
me era más fácil y todo quedaría olvidado. Pero no, como dice mi mamá: “Al que
no le gusta la sopa se le dan DOS TAZAS.” La mayoría de la tarde, me sumergí en
un trabajo que tenía que presentar al otro día y en la noche, me fui para donde
una amiga, ya que una de mis compinches, ese día estaba de cumpleaños. La noche me fue más tranquila, según yo, todo estaba a mi favor, ya era tarde, así que decidí
volver a casa, descansar y omitir ese día que para mí, fue casi infernal. Pero vaya sorpresa cuando llego a mi casa y el individuo me estaba
esperando, creo que en ese momento tuve un pre-infarto. Aunque me estaba muriendo
por dentro, porque eso no estaba en mis MAJESTUOSOS planes.
Hablamos, hablamos y decidí
tomar fortaleza
Yo: -Tú sabes que te adoro muchísimo, pero más me quiero, amo y adoro yo,
por mi salud mental y porque no quiero hacerme más daño emocional, quiero que
dejemos hasta aquí, ya este sentimiento se me está saliendo de las manos, yo solo te quiero para mí, no es una cuestión de necesidad, es de dar y
recibir. Quiero que cortemos todo tipo de contacto, nada es nada, necesito
sacar todo esto de mi corazón que si lo recuerdo, lo haga de buena manera, muchas gracias por todo, pero cerremos este cuento.
Una
parte de mí estaba destrozada, casi muerta, no era lo que yo quería, pero era
lo que estaba bien, aunque esto me destruyera de a poquitos.
Quedo estupefacto, creo que nunca lo había
visto tanto tiempo callado, después de unos minutos...
Él: -¿Ni como amigos?
¿Ni llamadas nocturnas cinco y cuelga? De verdad, ¿se te acabo todo el cariño
que me tenías? ¿Hay otra persona? Mírame a los ojos, dime otra vez todo lo que
me dijiste, pero mirándome a los ojos.
No era capaz de
mirarlo a los ojos, porque eso no era lo que quería y sí lo hacía, terminaría
siendo un mar de lágrimas y era lo que menos me hacía falta.
Me alzo la cara,
me acarició las mejillas y me lo repitió.
Yo: -En serio,
dejemos así, no me hagas esto, sabes que no soy capaz.
Y él tan ‘-dame un beso para
hacerte cambiar de opinión’ y yo tan ‘-NO MÁS, POR FAVOR.’
Después de mucha insistencia y de repetirme lo que ya me había dicho cientos de veces, decidió respetar
mi decisión. Me dio un beso en la mejilla, agarro mis manos y me dijo: “-Jamás
olvides que yo lo único que quiero, es que seas feliz, aunque no sea conmigo y
si yo soy el culpable de lastimarte, no me lo perdonaría. Te adoro, te adoro
muchísimo, jamás lo olvides, adiós.”
Y yo, quede ahí, estupefacta viendo cómo se iba, como si me
arrancaran un pedazo del alma, encerrarme en mi habitación, llorar,
arrepentirme y detestar ese 24 de julio.
Miércoles 25 de julio: Son las 3:00am no he podido pegar los ojos, aquí estoy, acabando este blog... No tengo mente para terminar el trabajo que tengo que entregar en menos de cuatro horas(columnas de economía). Lo único que me retumban son sus palabras y su mirada fija en mí...
“Todo está saldado y si me preguntas, yo ya hice las pases, sin arrepentimiento.”